Acaba de cumplir dos meses y medio Mariano y apenas puedo sentarme en paz a escribir de esta segunda cesárea, de este segundo bebé que me tiene embobada y no podría estar más feliz y agradecida con la vida.
Pero no vengo a hablarles únicamente de lo divino de tener un bebé, jajaja, vengo a contarles las letras chiquitas, la parte linda y no tan linda de los últimos días de embarazo, las contracciones, la llegada al hospital, la epidural, los nervios, mi experiencia y todo lo que sentí.
Para quienes no sepan, tengo un tema cardiaco desde chiquita, se llama disautonomía y eso significa que no me puedo esforzar demasiado, mi corazón no aguantaría. Es por eso que no puedo hacer ejercicio intenso ni tener partos naturales. Es por eso que llevo dos cesáreas, por indicación de mi cardiólogo. Lo aclaro porque hoy en día todas quieren tener cesárea, México es el quinto país en el mundo con mayor cantidad de cesáreas y ese es otro tema importante a tratar próximamente. ¿Mi consejo? Confíen al cien por ciento en su intuición y en su Doctor, asegúrense de tomar la mejor decisión para el bienestar de su bebé y de ustedes. Si algo no les late, si desconfían, si no les hace sentido algo, escuchen su intuición y pidan una segunda opinión. Yo me cambié de Ginecólogo tres días antes de que naciera mi primer hijo porque algo no me latió y tuve toda la razón. Me hablaron para decirme que se iba a cambiar la fecha de la cesárea porque les preocupaban los pulmones de mi hijo, no les creí nada, les pregunté que en qué estudio, ultrasonido o prueba se estaban basando para preocuparse y avisarme así, de la nada. Me dijeron que confiara, que era una medida preventiva, los mandé a volar. Hablé al consultorio fingiendo ser otra persona y me dijeron que mi Doctor había salido a un congreso. Gracias. Gracias intuición. Jamás tendría a mi bebé con alguien que es capaz de mentirle a una Mamá primeriza, apanicada por los pulmones de su bebecito en vez de tener los pantalones de decir que le avisaron a último momento que tenía que estar en ese congreso. Lo hubiera esperado feliz pero la mentira, la forma, el engaño, adiós. Así que SIGAN SU INTUICIÓN DE MAMÁS, ES IMPRESIONANTE.
En este segundo embarazo, desde la primera cita con mi Ginecólogo agendamos fecha posible de cesárea y si todo venía bien, sería al cumplir 38 semanas y el calendario marcaba el 11 de Octubre, ese día es el cumpleaños de Miguel mi esposo, así que volteó y le dijo: “Ese día es Viernes, ¿No podrá ser el Lunes para poder festejar en grande y el Lunes ya estar recuperado?” Si, hombres, jajaja, continúo…
Mi Doctor es lo máximo y por supuesto le dijo que sin bronca y que quedaba agendada el Lunes 14 de Octubre a primera hora porque así nadie se atrasa y que si ya iba a ser cesárea, que fuera el primer bebecito del día, bueno, en ese entonces no sabíamos si iba a ser niño o niña. Total, en este segundo embarazo les puedo decir que me fue mucho mejor, en el primero subí 16 kg y me dolía muchísimo la espalda por el peso, tuve muchas taquicardias y me mandaron reposo varias semanas por contracciones tempranas. Hice más ultrasonidos de los indicados por nerviosa, me apanicaba si no se movía, etc. Esta vez subí 10 kg, no tuve dolor de espalda fuerte todo el tiempo sino a ratitos, disfruté mi embarazo, comí mucho pan de muerto pero mucha proteína y verduras también y cuando cumplí una semana posparto ya había bajado 7 kilos y ahorita ya estoy en mi peso de antes de embarazarme. Claro, muy aguadita, sin tono muscular y nada lista para ponerme un bikini pero no es mi prioridad. Con mi primer bebé ya me di cuenta lo rápido que pasa el tiempo, lo rápido que dejan de ser bebecitos y se convierten en toddlers que hacen berrinches y gritan: “Mamá, no” cuando les das un abrazo apachurrado, no quieren comer lo que les ofreces o se ponen a gritar sin parar cuando no consiguen lo que quieren.
Entonces, ese es un gran ejemplo de la diferencia entre mis dos embarazos, el primero estuve nerviosa, ansiosa, aprensiva, quería tener todo más que perfecto, ser la Mamá perfecta, organizada, traerlo peinado, combinado y precioso 24/7 y que la pañalera combinara con lo que yo traía puesto, entonces compré tres. Ay, no, no, muy primeriza y sin nadie en mi vida ni en Instagram ni en ningún lado que contara las cosas sin letras chiquitas.
Este segundo embarazo me prometí vivirlo como si fuera mi último bebé, y así, disfrutar todo mucho más, hasta los nervios. Y eso hice, amé mi embarazo pero el segundo trimestre nada más, como siempre digo, el primer trimestre ni te mueves rápido, caminas despacito, te da miedo todo y mueres por llegar a la semana 12 y escuchar su corazón, saber que todo está perfecto y empezar a disfrutar. Es cuando bajan un poco las náuseas en la mayoría de los casos y empieza tu pancita, tu baby bump que da una emoción grandísima. El segundo es lo máximo y el tercero es muy incómodo y estás agotada.
Hice un viaje en Enero del 2019 con mi mejor amiga de último viaje antes de empezar a intentar embarazarnos, ella por primera vez y yo por segunda. Muy responsable, antes de mi viaje me hice una prueba porque ya me había dejado de cuidar poquitos días antes y salió negativa, así que salimos, bailamos, brindamos, fumamos, nos dimos un viaje increíble en Nueva York solitas neteando, conviviendo, carcajeándonos, desvelándonos, estuvo muy divertido. Resulta que ya estaba embarazada pero llevaba tan poquito tiempo que la prueba no lo detectó y cuando regresé, unos días después me hice otra porque me sentía muy cansada y ¡Positiva! marcaba 2-3 semanas. Mi emoción fue grandísima, empecé a brincar en mi baño, Miguel mi esposo estaba a unos metros y no quería decirle todavía, ya que con mi primer embarazo sólo salí del baño un día con la prueba positiva y le dije: “No lo puedo creer, ve esto” y le puse la prueba en la cara para que viera jajajaja, me reclamó todo este tiempo que no lo hice romántico, así que esta vez me guardé el secreto, mandé a hacer un mameluco divino para Miguel, mi bebé grande, que dijera: Mommy´s got a baby in her tummy. Y así fue, corrí a contarle a mi mejor amiga primero que a nadie y en cuanto llegó el mameluco, fui por Miguel en la mañana a su cuna y así apareció caminando por la casa con esa frase. Y así le dimos la noticia, tampoco crean que brincó de emoción sin parar jajaja, llevábamos menos de un mes de habernos dejado de cuidar y sólo contestó: ¿Tan rápido? ¿Estás segura? Jajajaja, no lo culpo, mi Doctor dice que si se me quedan viendo fijamente 15 minutos me embarazo. Y nuestro bebé tenía 1 año 1 mes, la idea de tener otro bebé mientras ves a tu bebé corriendo por tu casa es algo aterradora, desde volver a empezar, la paciencia, los nervios, los gastos, la casa, volver a dormir con un bebecito en tu cuarto, volver a cargar con pañalera gigante, la lactancia, las desveladas, si, es una mezcla de emociones fuerte pero yo brincaba de emoción y eso lo puso muy contento. Miguel juraba que era una niña, estaba cien por ciento seguro, me dijo que ni gastara en la fiesta del gender reveal, que lo del globo era innecesario. Nuestra Macarena estaba en camino, según él. Yo siempre estuve muy neutral, ya que con Miguel juraba que era niña, hasta me vestí de rosa en la fiesta del globo, lo hice fatal. Y entonces llega el día del globo, papelitos azules por todos lados, otra vez niño. Nuestro Mariano.
Nunca me imaginé ser Mamá de niños, me veía vestidas todas iguales, de rosa, moños, disfraces, princesas de Disney, hacer cupcakes y jugar a la casita. Y aquí estoy, comprando disfraces y pijamas de Batman, Superman y Hulk. Y mi hijo me dice “Batichica vamos a jugar” jajajaja. ¿Les confieso algo? Siempre he pensado que por algo pasan las cosas y yo necesitaba reconciliarme con lo masculino. Perder a mi Papá ha sido lo más doloroso de mi vida y con terapia, tanatóloga y todo sigo teniendo ese enojo chiquito por haber perdido esa figura paterna, el hombre que más he amado en mi vida y el jefe de mi familia, la segunda figura masculina es mi hermano y con él no tengo relación alguna, entonces siento que por eso me llegaron estos dos niños que amo con todas mis fuerzas y que verdaderamente sacan la mejor versión de mí. Me encanta verme de Mamá de niños, estoy embobada con mis dos chaparros y amo ser la reina de la casa.
Ya me desvié del tema para variar, jajaja, continúo… Llegamos al hospital, agradeciendo infinitamente que llegamos a la fecha planeada, todo listo, maleta, extensiones de pestañas para verme bonita con todo y la lloradera, pijamas, batitas, saca leches, kotex gigantes, etc. Y ahí estoy, esperando a Maru, contraté a Maru que es doula, asesora de lactancia y mil cosas más porque quería tener una cesárea humanizada. ¿Qué es eso? Mi primera cesárea me encantó porque no me dolió nada, la epidural hizo su chamba de tenerme de la cintura para abajo dormida y lo que me costó trabajo fue vivir, como en cámara lenta, porque te sientes como borracha adormilada, que los Doctores estaban practicando una cirugía tal cual. “Pásame las pinzas” “Necesito más gasas” “Limpien aquí” Ufff, me costó trabajo y me quejaba obviamente, soy peor en persona que en Instagram jajaja, no tengo filtros. Le dije a mi Doctor: Siento que no se están tomando a mi bebé en serio. A lo que obvio se rieron en buena onda, mi Doctor me dijo que no me preocupara, que todo estaba perfecto y que faltaban minutos para conocer al amor de mi vida. Y si, entiendo, para empezar es hombre, hacen muchísimas cesáreas y atienden muchísimos partos al día, para ellos es un bebé más, una mamá más, ok, pero yo necesitaba vivir esto distinto. Ahí es donde entra Maru, estuvo en esta segunda cesárea conmigo todo el tiempo. Llegó justo después de que me pusieran la epidural, que esta vez me dolió mucho el piquetito de antes de la epidural, también sentía todo, le pedía a mi anestesiólogo que se esperaran para empezar porque todavía sentía todo, como que no me creía, sentí horrible. Estás ahí, con las piernas abiertas, hace mucho frío, es un quirófano, hay mucha gente, entre enfermeras, enfermeros, anestesiólogo, pediatra, asistente, no sé, eran fácil diez personas. Tengo la piel chinita de escribir esto, total, alguna maravilla me pusieron que me relajé muchísimo y empezó la cirugía. Maru de mi lado izquierdo, Miguel mi esposo del lado derecho grabando todo, si, mis dos cesáreas están documentadas de principio a fin porque soy un poquito controladora jajaja y tener esos videos por cualquier cosa que pudiera pasar me dio mucha paz. Maru me iba platicando lo que pasaba, me decía que estaba segura que esta vez iba a tener una lactancia exitosa, que yo podía con esto y mucho más, etc. Fue como tener una porrista profesional todo el tiempo y AMÉ tenerla ese día conmigo. Me enseña mi Doctor a Mariano, no lloraba, me asusté mucho, los segundos se sentían eternos, me vieron tan nerviosa en esta cesárea al principio que yo creo que le subieron la dosis a todos los tranquilizantes o analgésicos que te ponen. Mariano estaba perfecto, sólo no lloró desde el segundo que lo sacaron como Miguel y desde ese segundo ya estamos comparando. Desde ese segundo la vida nos da una lección de que cada bebé es un mundo y son tan distintos aunque sean nuestros. Y con cada bebé nace una Mamá diferente, se los juro.
Total, Maru se asegura de que me peguen a mi bebé al pecho despuesito de que lo revisó mi Pediatra. Ahí estaba Mariano, de 3,459 kg y 50 cm, pegadito conmigo, buscando comer, claro que no succionó en ese momento pero estuvo ahí cerquita, piel con piel buscando con su boquita el pecho de Mamá. Se lo llevaron porque se estaba enfriando y listo, me llevaron a recuperación. Estuvo espantosa mi hora y media en recuperación, me tocó junto a dos pacientes que acababan de salir de alguna cirugía plástica y lloraban sin parar. Se carcajeaba mi familia cuando les conté que la de al lado gritaba “Regrésenme mi grasa” No es broma, hasta vino el Doctor a ver qué pasaba porque no paraba de llorar y él le enseñaba fotos de toda la grasa que le habían quitado y ella seguía suplicando que le regresaran su grasa jajaja, horrible. Y la otra lloraba sin parar y decía que estaba más adolorida que en sus tres partos sin epidural.
Le piqué al botón de mi camilla y vino una enfermera a preguntarme que qué necesitaba, a lo que contesté: “Necesito que me lleven a mi cuarto urgente que aquí me voy a deprimir, no puedo ni descansar”, agilizaron el proceso y vieron que de plano yo ni cerraba los ojos y me subieron a mi cuarto. Cuando llegué, estaba mi Mamá, hermana, abuela, suegra cuñada y me dijeron que Mariano estaba en una incubadora con oxígeno porque se había enfriado. Me puse a llorar muchísimo diciendo: “Es mi culpa, todo por querer tener contacto piel con piel por la lactancia, es mi culpa, díganme que va a estar bien” Y mi esposo reaccionó rapidísimo, ya que me ha escuchado hablar de la depresión postparto hasta el cansancio y la importancia de estar contenida las primeras horas, días, semanas, jajaja, no, en serio, las primeras horas después de tener a tu bebé y me dijo “A ver, se enfrió tantito, está perfecto y grandote, el oxígeno es indirecto, no tiene mascarilla ni cables ni nada, ya en quince minutos lo traen al cuarto, está perfecto, ya viene la Pediatra a contarte todo”. Ufff, me tranquilicé mucho pero desde ahí ya estaba cargando con culpa ¿Vieron? Ni dos horas de ser Mamá de dos y ya había aparecido la culpa en mi cabeza.
Llegó Mariano, precioso, gordito, tranquilo y perfecto. Mi bebé ya estaba ahí conmigo, me acordé de todo lo que me dijo Maru y me lo enchufé desde ese momento, mi mamá se asomaba, mi hermana, me enseñaban foto de un buen agarre y yo lo copié, Mariano empezó a comer, no lo podía creer. Me dolió mucho, muchísimo. Sentía que me chupaban hasta el alma jajaja, pero nunca lo había vivido, con Miguel estuve súper desinformada, las enfermeras del mismo hospital me decían: “Pobre niño, está llorando porque tiene hambre, debería darle fórmula para que no sufra” Y claro, cedí. Entonces esta vez la fórmula no era una opción para mí y soñaba con conocer la lactancia exitosa. Y lo logramos, no ha sido nada fácil pero llevamos dos meses y medio de lactancia materna exclusiva y me ha encantado, ese tema lo dejamos para otro artículo pero estoy convencida que la diferencia fue tener a Maru, alguien que me hizo confiar en mi cuerpo, en que podía, asesorarme, decirme lo que era normal, lo que no, ufff, una paz inmensa haberla tenido conmigo. Lo volvería a hacer sin duda alguna.
El primer día postparto tuve que pedir medicinas extras para el dolor, me dolía mucho la herida, la panza, no sabía ni qué. Empezaron los entuertos y mucho más fuertes que los de mi primer postparto, son las contracciones uterinas que pasan para que el útero regrese a su tamaño, osea un cólico multiplicado por mil, si, si, terrible.
El segundo día a las 7:30 am ya me estaba bañando, parada derechita, caminando, me quitaron sonda y catéter, me quedé únicamente con la mochilita de la bomba Baxter, que trae el analgésico súper fuerte que va directo a donde necesitas y tú le vas picando conforme necesites. ¿Tip sin letras chiquitas? Píquenle todo lo que puedan, tiene tope, no es como que les puede pasar algo pero aliviana muchísimo y en casa ya no la vas a tener. Cuando me quitaron las vendas para bañarme sentí muy raro, toda mi panza aguadita, desparramada pero ya sin bebé, es una imagen fuerte pero que ya sabes que ES UNA ETAPA y que no debe ser para nada tu prioridad en ese momento.
El tercer día nos llevamos un mega susto porque estaba acostadito y se empezó a ahogar, vomitó tantito calostro y se puso morado, afortunadamente yo supe qué hacer, en qué posición ponerlo y todo bien pero Miguel picó todos los botones de emergencia y gritaba “AYUDA” por el pasillo de los cuartos. Nos enseñaron a usar la perilla del hospital y nos explicaron que pasa mucho y hay que estar atentos. No nos ha vuelto a pasar ningún susto hasta ahora afortunadamente.
El cuarto día me dieron de alta y nos fuimos a la casa, pedí extra medicinas porque me dolía la herida muchísimo, pararme de la cama me costaba mucho trabajo, estaba adolorida de todos lados y aparte con un bebé de dos años queriendo estar con Mamá todo el tiempo, no fue fácil pero creo que hasta ahora lo hemos manejado lo mejor que podemos todos y nos ha ido increíble. Miguel ama a Mariano, dice “Es mío” todo el tiempo y le da besos y lo quiere cargar. Me muero de ternura con estos dos.
Entonces, la pregunta del millón: ¿Valió la pena? ABSOLUTAMENTE. Cada contracción, cada ultrasonido, la prueba de glucosa, los nervios, las náuseas, celulitis, los pezones agrietados, el no dormir, el dolor de espalda, la epidural, los entuertos, las ojeras, SI, VALE TODA LA PENA DEL MUNDO. Y estoy eternamente agradecida con ellos por escogerme y con la vida por permitirme de ser Mamá que era el sueño más grande de mi vida.
Y si, claro que duele y con cada bebé dicen que se pone peor la cosa pero es una etapa, como todo en esta vida. Ahorita estoy en vacaciones de Diciembre con mis dos hijos, mi esposo y familia. Ya ni me acuerdo de la epidural ni la herida ni nada, estoy enfocada en disfrutarlos, en ser la Mamá que les prometí ser y cerrar el año alejándome de todo lo que me reste y no me sume nada, eliminando lo tóxico, poniendo nuevas metas, nuevos proyectos y TAN agradecida.
Miguel mi esposo hoy cargó a una sobrina chiquita y me volteó a ver y me dijo: ¿Te imaginas cuando llegue nuestra niña? Jajajaja, tengo dos meses y medio postparto, casi lo mato.
Gracias por leerme, por estar aquí, por ser parte de esta comunidad tan linda sin letras chiquitas.
Herrrrrmoso!!!! ……una vez más hermoso artículo ?? ……. reconozco y t vuelvo a felicitar x tu habilidad y sensibilidad p escribir y transmitir tus sentimientos, emociones y vivencias ???????????????? …….m encantan tmb!!!!! …… Mil felicidades x tu segundo embarazo Mel y x lo excelentemente q lo estás haciendo! ????♀️??
Cómo no te encontré antes Mel…mi segundo embarazo me faltó tanto de tus palabras…pero te encontré y no sabes lo mucho que me sube las pilas cuando me pega la depre ja. Mil gracias
Hola Mel ya no regresarás? Te necesito de vuelta en mi vida eres la luz en mi día a día tienes tanta energía que contagias te quiero ve vuelta en mi vida no hagas caso de gente sumamente negativa tu eres Mel nadie puede tumbar a esa mujer te quiero besos